Eduardo Moraleda Cambronero
Hola, soy Eduardo un adolescente de 17 años.
A lo largo de la vida se han de superar muchos baches, a mi me tocó uno difícil de superar hace ya casi un año tanto física como psicológicamente, pero que estoy a punto de superar por completo y con el que en todo momento intentaba mantenerme positivo.
Este bache fue un Rabdomiosarcoma alveolar de alto riesgo encima de los metatarsianos del pie derecho. Empezó siendo un bultito, como un lacasito que puedas comerte cada día, hasta que empezó a crecer desde Enero.
Después de un golpe practicando judo, me fueron mandando antiinflamatorios y más medicación para ver si ese bulto se reducía, creyendo los médicos, que era el líquido sinovial de algún hueso del pie. A base de no encontrar solución me mandaron a los traumatólogos de mi pueblo (Manzanares), ellos me estuvieron mirando, palpando el bulto...
Me hicieron de salir de la habitación y le dijeron a mi madre “esto tiene mala pinta”. Cuando salió me dijo lo que le habían dicho, y unos días después fuimos a hacerme una resonancia con la que un mes después nos dieron la noticia que barajábamos. Desde ese diagnostico aquí, nos derivaron a Madrid al Hospital Niño Jesús.
El primer día que llegamos a las consultas de traumatología del Hospital Niño Jesús, que ya eran finales de junio (unos días después de acabar el instituto y de la cena con los del curso), lo primero que me hicieron fue un análisis de sangre. Unas horas más tarde y después de esperar en una sala, me hicieron una biopsia (que era un pinchacito para saber de qué se trataba ese bulto, si era benigno o maligno), volví a la sala, a esperar los resultados de analizarlo y ya entre a la consulta del Doctor. Él me dijo que tenía que ingresar dos días (jueves y viernes) para que pudiesen analizarlo mejor, pero que tenía toda la pinta de que era maligno y me dijo que lo máximo que me podían hacer era cortarme el pie sí el tumor tenía células cancerígenas (no me dijeron cancerígenas exactamente) perdidas por alguna otra parte del pie (ya que llevaba casi medio pie tanto por arriba como por debajo y entre los dedos ocupado por el tumor).
Me ingresaron en la sala de traumatología, el primer día pasó el Doctor a preguntarme que qué tal y poco más; lo que sí que me dijo es que pasarían al día siguiente los oncólogos…! yo no sabía que significaba oncólogo u oncología, así que pregunte a mi madre y me dijo “son los médicos que llevan los temas de cáncer” y ya comprendí lo que pasaba.
Llegó el día 30 de Junio del 2011 (este día es el que tengo yo como referencia como comienzo en mi lucha) y vinieron 3 chicas muy guapas: María (oncóloga que me llevó desde el principio), Laura y Carmen (que eran médicas residentes). Me explicaron que debía volver el lunes e ingresar en una de las salas de oncología para seguirme haciendo pruebas y me explicaron qué me pasaba, que me debían dar quimioterapia para reducir ese tumor, el nombre de lo que tenía y mogollón de cosas más que no me acuerdo, y además tampoco me enteraba bien porque María habla algunas veces muy deprisa :). Me dijeron también: “pregúntanos lo que quieras” y bueno les hice las típicas preguntas: ¿Se me caerá el pelo?, ¿cuánto tiempo durará el tratamiento?, ¿al pasar la quimio por el cuerpo hace daño?, ¿podré tener a mi perro en casa? ... Y más preguntas, aunque no fueron tantas en verdad, me contestaron que sí se me caería lo más seguro, que sería alrededor de un año el tratamiento, que no dolía pero hacia de vomitar mucho y te ponía mal cuerpo, que en principio no lo podría tener al perro ( pero al final lo he podido tener en todo momento, pero sin acercarme mucho), que no debía acercarme mucho a nadie que estuviese acatarrado (ya que eso puede condicionar a coger algún "bichito" y causarme una bajada), etc... Después de esto se despidieron hasta el lunes y al final del día yo emprendí el camino hacia mi pueblo, llegando y comentándolo todo esto a familiares y amigos más cercanos.
Llegó el lunes e ingresé en la sala, en una habitación solo, que era la número 14. El primer día no me hicieron prueba ninguna, pero estaba como raro allí, veía niños sin pelo y yo el único con pelo y me sentía mal de que fuese así. Por la tarde ese mismo día fui a la sala donde los adolescentes van todas las tardes, menos los fines de semana, a evadirse y divertirse; allí conocí a Laura y Adrián, estuvimos haciendo pulseras de cuero y estuvimos hablando pero no mucho, (yo es que soy muy vergonzoso :$). Los siguientes días me fueron haciendo pruebas como: resonancia, exploración de los huesos… tuve que recoger una prueba de semen ya que podía quedarme estéril… radiografías, me metieron a quirófano (mi primera vez) para ponerme un “port a cath” y no destrozarme las venas de las manos, biopsia ganglionar, aspirado de médula y más pruebas para ya ponerme la quimio unos días después.
El ingreso en total duró como 110 días, en los que me hicieron las pruebas, me pusieron la quimio que me dejo... agotado de tanto vomitar (porque ni el Zofrán y otros medicamentos me hacían efecto). Fué duro, pero seguí adelante. Conocí a más niños, descubrí LA FOTOGRAFÍA (que ahora casi un año después sigo practicándo y mejorando y por lo que me compré una cámara réflex) y fui haciéndome amigo de las enfermeras y doctores y también de los voluntarios. Todos ellos son como una segunda familia y para siempre van a formar una etapa de mi vida y parte de mi corazón.
En el segundo ingreso para quimio se dió más o menos como el primero, pero con una noticia que me hizo desear volver a casa y estar al lado de mi abuela, ya que se estaba yendo… Cuando volví a casa ella se fue y descansó, pero la rabia y emoción que sentí, me hizo después de la misa en el tanatorio, de ingresar en el hospital de mi pueblo, porque me dio una bajada, ( las emociones para las bajadas son una gran influencia, por eso hay que intentar estar bien durante todo el tratamiento, pero si hay que llorar se llora y no pasa ni media)… me dolió mucho que ya no estuviese entre nosotros, pero con la ayuda de ella junto con mi abuelo que se fue hace unos años, de Dios y la del personal del Niño Jesús y de las fundaciones, puedo decir que estoy curado, y queda lo más fácil que es el mantenimiento.
El tercer ciclo no pudieron dármelo hasta un mes después, porque tuve la COT y CPT muy altas, ya que lo normal son de 20 a 50 o así y yo tenía sobre unas 2000 ( la quimio dañaba mi hígado)… así que estuve 17 días ingresado tomando alimentos bajos en grasas, poniéndome medicación, mandándome unas pastillas que no hacían nada..., así que hasta que no bajaron un poco las COT y CPT a unos niveles más o menos razonables no pudieron dármela, claro, ya ajustándolas para no hacer daño al hígado otra vez y desde entonces, me comí los otros 6 ciclos seguidos sin ninguna bajada más.
Yo veía que el bulto disminuía y los médicos también, pero a eso le hacía falta un plus porque seguía grande; así que me mandaron al Hospital Gregorio Marañón a ver al Doctor S (esto fue por finales de Noviembre), y dijo que a eso había que darle caña. … y con la radioterapia ¡se consiguió! estuve 31 días yendo y viniendo, pero al final actuó bien. Lo que pasó es que la radio actuó de más, por lo de quemar, y me quemo el pie, con lo que tuve que ingresar unos 15 días y haciéndome curas que me dejaron el pie en carne viva para poder curarlo bien, frotándome fuerte con Betadine ( y no veas lo que escocía eso, pero jajaja me daban piruletas de morfina para calmar el dolor que pudieran hacerme y... que ricas estaban las jodias, sólo hacía nada más que pedir que me diesen más durante todo el día), me dieron el alta después de darme la quimio y a seguir con los siguientes ciclos.
Y bueno ya acabé el último ciclo y me mandaron una resonancia para que los traumatólogos y oncólogos viesen y barajasen que tipo de operación podían realizar, después de mirar las opciones que fueron estas: O biopsiarme el tumor, o amputar un dedo y que saliese el tumor de una pieza o por último si no funcionase ninguna de las anteriores amputarme medio pie. Esto pues me dejo un poco raro, porque que te suelten eso, pues no es plato de buen gusto, pero dije “adelante, lo que tenga que ser que sea”, ya que si doy lo que sea a cambio de mi vida, me parece bien. Ellos me lo comentaron que la primera opción no podía ser ya que como yo de un principio también lo tenía por la parte de debajo del pie y entre los dedos, no sabían si eso llegaría a funcionar o pudiese dar problemas un tiempo después, así que dijeron “en principio te amputaremos el 4º dedo desde su raíz (osea desde el tobillo) y te sacaremos el tumor y si cuando analicen los bordes del tumor y el tumor en si da negativo no irá a mas sino una semana después optaríamos por amputarte medio pie”. Yo, le hice una pregunta ya que no me hacía a la idea de que me quitasen un dedo o medio pie, ¿ahí se podría poner una prótesis? y me dijeron que no, que si fuese medio pie me pondrían relleno para la deportiva y que si fuese un dedo no me preocupase que casi no se me notaria y dije vale, ¡me fío de vosotros!
Llegó la fecha de la operación, el 20 de Marzo de este 2012 ingresé ya por la tarde. Por la mañana llegamos temprano y tuve que hacerme un análisis y demás cosillas, nada más acabar esto, me acuerdo que fuimos al retiro a desayunar y había unos columpios, toboganes... y yo como si todavía fuese un niño pequeño (que a veces me comporto así) empecé a tirarme por el tobogán, a correr, a jugar en general y dije “esto será la última vez hasta que yo pueda jugar de nuevo, que será pronto”.
Fuimos a una pensión para que se pudiesen quedar a dormir para el próximo día mi hermana y mi padre (ya que mi madre se quedó como durante todos los ingresos a mi lado), y bueno, pues ingresé.
Al día siguiente a las 8:00 estaba ya yendo a quirófano, en la salita esa donde te quedas hasta que te entran a operar con mi madre... y llego el momento, me metieron y me fueron poniendo la vía, la anestesia y lo típico…¡ ya harían lo que fuese porque no sentí nada! Me desperté como si no hubiese soñado ni nada, estaba tontillo, decía muchas tonterías jaja y me llevaron para la habitación donde ya entraron mis padres, mi hermana, mis tíos y los primos de mi madre a verme.
Iba con media escayola y me dijeron que el Doctor de traumatología, quien me operó, lo vio bien el tumor y lo saco todo junto con mi dedo, juntándome el 3º con el 5º.
Ese mismo día salí un poquito a andar con las muletas por los pasillos y así los siguientes días. Dos días después el Doctor (cuando ya me había visto antes y no me había dicho nada), me vio por los pasillos y dijo “veo que vas ya muy bien, ¿te quieres ir ya a casa?” y le dije “¡por supuesto!” y nos fuimos.
Volvimos el lunes siguiente y luego y cada dos semanas a la consulta de traumatología y entre medias también a la de oncología. Me veían bien, así que aproveché que, como unos días antes me ofrecieron irme a de viaje con una Fundación, me dejaron ir…( allí conocí a mucha gente y me lo pase genial, volvería a repetir la verdad).
Ahora sigo yendo a revisiones y a darme mi quimio de mantenimiento, si todo sigue bien, en Septiembre acabaré yendo ya solo a las revisiones.
Y quería decir una cosa a todos lo que lo leáis aunque sea extenso, no todo lo malo solo trae cosas malas, también trae cosas buenas y que son las que tenemos que recordar con más ansia, esas cosas.
Y a lo que agradezco todo son a: Doctores, enfermeras, hospital de día, fundaciones, Rosa (trabajadora social) y Rosalía (psicóloga), chicos y chicas que he conocido en este tiempo, amigos y amigas, mi familia… y sobre todo en mayor medida a mi padre, hermana y MI MADRE por aguantarme durante todo este tiempo, mis cambios de humor, mis días malos y los buenos, mis tonterías...
GRACIAS y que sepáis que mi corazón os lleva muy dentro.
Un saludo y que estéis súper bien.
Eduardo