Víctor Granado Díaz

Hola, me llamo Víctor. Tengo 16 años.

En 2009 me diagnosticaron “Leucemia Mieloblástica Aguda, translocación 8/21”.Creíamos que tenía la gripe A, porque me encontraba muy cansado y era la moda de entonces.

Me hicieron analítica de sangre en el ambulatorio y me mandaron directamente al Hospital Niño Jesús sin decir nada.

El día 30 de noviembre, me hicieron una punción lumbar y confirmaron que tenía leucemia. Al día siguiente me empezaron a poner la quimio…. Antes, un oncólogo y una psicóloga entraron a explicarme qué me pasaba.

Al principio “flipé” porque no me lo esperaba, pero no tenía miedo porque no sabía qué era “una leucemia”, pero cuando pregunté a mi médico, él me respondió que era un tipo de cáncer y que tendría que estar ingresado hasta que me curase. Yo, en ese momento, pensé que por qué me tenía que pasar esto a mí.

En el hospital, he estado casi todo el tiempo aislado, pero me dejaban bajar al gimnasio (que había entonces) y recibir visitas de amigos y así podía desconectar un poco del tratamiento y de la enfermedad.

 A mí me venía muy bien recibir visitas de mis amigos. Los primeros días venía “mazo de peña”, y a mí me agobiaba mucho porque para salir yo tenía que ponerme una mascarilla “de pato”. Así que las visitas empezaron a ser de menos gente y así podíamos estar en la habitación.

Al principio, cuando me dijeron que se me iba a caer el pelo, me preocupé mucho porque tenía una gran melena. Al principio pensé que era más importante (lo del pelo), pero luego me dí cuenta de que era una chorrada, porque luego iba a crecerme, y además no me quedaba mal.

Los dos primeros ciclos no me enteré casi de la enfermedad porque no vomitaba ni me encontraba mal. Estaba en una sala diferente a las de oncología. En el tercer ciclo me subieron a “onco”, y compartí habitación con otro chico de mi edad. No se si me revolvía la quimio o enterarme de lo que en realidad era “onco”.

En total me dieron cinco ciclos de quimio.

En los últimos ciclos, mi estado empeoró porque sufría más vómitos, y aunque seguía aislado, mis médicos (ya eran “casi colegas”), dejaban que mis amigos pudieran seguir viniéndome a ver, bajar casi todos los días al gimnasio… y eso me venía muy bien, porque cuando estaba distraído no me revolvía tanto.

Después del 5º y último ciclo, me dieron el alta hospitalaria y sólo tenía que venir a consulta a hacerme pruebas de vez en cuando.

Volví a entrenar al fútbol aunque estaba en baja forma y volví a ir a clase (otra vez a madrugar y zombie). Todos los fines de semana salía por ahí con mis amigos, y en poco tiempo, estaba jugando los partidos de fin de semana con mi equipo como si nada.

Estuve un año de alta médica porque estaba ya curado, pero en la punción de control  se vio que volvía a tener células cancerígenas. Cuando confirmaron que volvía a tener la leucemia, mis padres me lo contaron y me puse muy triste y al poco tiempo ingresé. Me puse triste porque yo ya hacía una vida completamente normal y ahora tenía que volver a ingresar.

Yo ya sabía que mi hermano era 100% compatible antes de que me tuviesen que hacer el trasplante (porque ahora toca quimio y trasplante) así que por eso estábamos contentos. Sabía que si estaba triste iba a estar peor, por eso decidí ponerme las pilas y una canasta. ¡Había que empezar a entrenar!

Me dieron dos ciclos en los que no tuve ningún problema (igual que siempre; jugar a las cartas, a la play, ver amigos…). Antes del trasplante me dieron una quimio de acondicionamiento que sirve para dejar la médula aplasiada (aunque nunca me han sobrado muchos leucocitos…).

Ahora estoy en la fase post-trasplante esperando a que las células de mi hermano me hayan hecho efecto y acabo de ganarle a mi padre una partida a la escoba.

Te voy a dar un consejo: Entretente mucho para que se te pase más rápido el tiempo. Llama a tus amigos y diles que vengan a verte mucho, porque son muy importantes. Cuida bien de tus padres  porque ellos son los que te cuidan.

A los padres: no tengáis miedo de dejarles solos; a veces necesitamos estar a nuestro aire; pero no os vayáis muy lejos.

 

Víctor