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Cuando tengo hermanos...

 

El cáncer no es una enfermedad única. Tras este diagnóstico se agrupan diferentes procesos clínicos, con comportamientos diferentes. Pero para ti, es algo más, algo que no te esperabas y que te desconcierta.

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Tómate el tiempo que necesites para comprender lo que está sucediendo y no actuar impulsivamente. Ya sé, me dirás que eso no es fácil, pero piensa en toda la información que estas recibiendo de tus médicos. Y después de eso, porque seguro que te surgirán muchas dudas, pregúntales todo lo que necesites y quieras saber sobre la enfermedad y su tratamiento. No te preocupes si tienes que repetirles alguna pregunta, ellos lo entenderán. Escribe todo lo que no te haya quedado claro y necesites preguntar para no olvidarlo. Es importante que conozcas el nombre de tus médicos, cómo se llama lo que te han diagnosticado y en qué va a consistir el tratamiento.

 

Cada uno reacciona de diferente forma ante una experiencia como la que tú estás pasando. Estar informado de manera que entiendas tu enfermedad, de cómo se le va a hacer frente y lo que tú puedes hacer, expresar las emociones que en estos momentos estáis sintiendo, es importante para enfrentarnos unidos a esta situación.

 

Tu familia se preocupa por ti. Les afecta ver que estás asustado, que con el tratamiento vas a ir perdiendo el pelo -aunque más adelante te vuelva a crecer-, que ganes o pierdas peso, que tengas náuseas, vómitos o mareos.

 

Si tienes hermanos, a veces a ellos les puede costar ver que sigues siendo la misma persona de siempre, aunque tengas una apariencia física diferente porque se están produciendo cambios en tu interior que hacen que te encuentres mal. Ellos también se enfrentan a muchas situaciones nuevas y temores respecto a ti, a la relación con vuestros padres y a ellos mismos.

Pueden sentirse culpables por estar sanos o creerse los causantes de tu enfermedad por algo que han dicho o hecho, y avergonzados ante la situación. Sentirse preocupados por tener que separarse de ti, de tus padres y tener que quedarse al cuidado de otros familiares o amigos, de que no le estén diciendo la verdad acerca de lo que está sucediendo.

 

Pueden tener miedo a contagiarse, a que en el colegio le pregunten por ti y no sepan explicar qué es lo que te pasa. Pueden tener miedo a visitarte en el hospital, a verte enfermo o que puedas padecer dolor, a que no vuelvan a verte.

 

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Pueden considerar que desde que estás enfermo eres el centro de atención y tienes todos los privilegios por parte de vuestros padres, recibes regalos de la familia y en el hospital. Que tus padres y el resto de la familia ya no les dedican tanta atención ni cuidados como les gustaría. Todo ello puede hacer que se sientan excluidos, ignorados y les haga sentir que ya no son tan importantes.

 

Pero tú puedes ayudarles, haciendo que se sientan partícipes en la lucha contra la enfermedad, compartiendo la información médica y explicándosela de manera que puedan entenderla -tú eres todo un experto-. Compartiendo vuestros sentimientos y manteniendo una comunicación abierta sobre cómo te vas encontrando a medida que van pasando los días en el hospital. Mostrando tu alegría y satisfacción cada vez que te visitan, que se preocupan por ti y participan en tu cuidado. Interesándote por las cosas que son importantes para ellos. Disfrutando de tiempo juntos, compartiendo experiencias y sintiendo que seguís siendo una familia unida.

 

Desde el hospital, os ofrecemos apoyo y orientación psicológica adaptada a vuestras necesidades. Además, distintas fundaciones y asociaciones se encargan de organizan talleres y actividades extra hospitalarias de ocio y tiempo libre en las que podréis participar. De este modo, tendréis la oportunidad de disfrutar y compartir experiencias con vuestros hermanos y con otros chicos que, como vosotros, están pasando por una situación como la vuestra.