Efectos secundarios y consejos
A lo largo del tratamiento pueden aparecer los efectos secundarios agudos. Ya en la información inicial se habla de ellos y se advierte de los procedimientos para prevenirlos o para que, si se presentan, lo hagan en sus formas más leves. Los más evidentes son los que afectan a la piel (dermitis), a las mucosas (mucositis) y a los órganos del sistema digestivo (náuseas, vómitos, estreñimiento y diarrea), en relación directa a la localización del área y a la cuantía de volumen tratados. Por ello, la comunicación cotidiana y fluida entre el paciente, la familia y el equipo de tratamiento es esencial para iniciar, de manera precoz, el tratamiento oportuno. También se realizan analíticas de sangre (la irradiación de algunas estructuras –vértebras, pelvis, etc.- puede modificar su fórmula) para detectar alteraciones de las cifras de leucocitos (defensas), hematíes (anemia, cansancio) y plaquetas (hematomas, sangrado, etc.)
Una vez finalizado el tratamiento, se realiza una reevaluación de la situación de tu enfermedad y se valoran los efectos secundarios agudos. Si estos últimos no han remitido, se continúan los cuidados hasta su resolución.
Después de los últimos consejos y con la intención de que los cumplas y así minimizar los riesgos tardíos, te citamos para la primera revisión y sucesivas en los plazos que marcan los protocolos.