Generalmente el ingreso más largo es el primero, en el que se suele completar el diagnóstico e iniciar el tratamiento. Durante este primer ingreso, hay que realizarte muchas pruebas (algunas para conocer el alcance de tu enfermedad y otras para comprobar cómo se encuentran algunos de tus órganos antes de empezar con el tratamiento). El primer ciclo de quimioterapia suele ser el más duro, en parte porque la enfermedad recién diagnosticada está todavía sin controlar y también porque te enfrentas por primera vez a algo desconocido.
Los sucesivos ingresos serán generalmente más cortos, y habitualmente son para ponerte ciclos de quimioterapia (suelen durar alrededor de una semana, aunque depende que protocolo estés recibiendo), o bien ingresos porque estés bajo de defensas y tengas alguna infección.